jueves, 4 de agosto de 2011

ROSAS EN MI TUMBA

No le digas a nadie
que me viste llorando.
No digas que me has visto:
He muerto para él.
Prefiero que ahora llore
en mi tumba vacía;
que desaparecida,
me ame más que ayer;
que solo por las noches
adore mi retrato,
adore mi recuerdo
como yo adoro el suyo
antes del día aquel.
No sabe que lo observo
cuando llora en mi lápida;
que escondida lo escucho
engañarme otra vez.
De las rosas que ofrece
en póstumo homenaje,
sólo espinas se quedan
clavadas en mi piel.
No sabe que lo he visto
en brazos de mi hermana
y que a fingir mi muerte
aprendí con él.


(Myriam Alpuin - Derechos de autor protegidos).

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